Redacción: Marta García
El edificio Paraninfo de la Universidad de Zaragoza se inauguró en 1893, y es la construcción histórica más antigua de la universidad, así como la más estudiada, tanto por su gran valor artístico como por su monumentalidad y su ubicación en el centro de la ciudad.
Este edificio ha sido conservado de la misma manera en la que se construyó hace 115 años por Ricardo Magdalena Tabuenca, y es el único que ha sido declarado Bien de Interés Cultural de todas las construcciones universitarias. Además, es la imagen institucional de la Universidad de Zaragoza.
El Paraninfo fue en su día uno de los edificios más destacados de España, y contribuyó a la renovación de la arquitectura aragonesa entre finales del siglo XIX y principios del XX.
En la portada de podemos ver que destacan cuatro estatuas sedentes en piedra blanca de Fonz, que representan a médicos y científicos de renombre, como son Miguel Servet, Andrés Piquer, Ignacio Jordán de Asso y Fausto de Elhuyar.
La rehabilitación de este edificio tuvo lugar desde mayo de 2006 hasta mayo de 2008 y fue dirigida por los arquitectos Luis Franco y Mariano Pemán. En todo momento uno de los principales objetivos de la remodelación fue mantener la arquitectura de la misma manera que la entendió en su día el arquitecto Ricardo Magdalena. El nuevo edificio fue preparado para cumplir 3 funciones: la institucional con la presencia del Rectorado y el Consejo Social, la Cultural, con nuevos lugares para exposiciones, y por último la científica, destinada a congresos y eventos universitarios con el fin de la difusión del conocimiento científico.
Quizás estas funciones sean las más conocidas, pero el Paraninfo también cuenta con una restaurante conocido con el nombre de ‘Paraninfo Flor’. El propietario de este restaurante es el conocido chef aragonés Carmelo Bosque, dueño también de el Lillas Pastia en Huesca, con una estrella Michelín y un sol Repsol, y el Quema, en el museo Pablo Serrano, también con un sol Repsol. En abril de 2021 decidió emprender esta nueva aventura.
Carmelo ya estuvo al frente de este restaurante entre 2011 y 2014. Ahora cuenta con la presencia de la cocinera Diana Roitegui, quien se ha formado algunas de las cocinas más prestigiosas de Zaragoza, como son la de La Granada y El Quema.
Pero, independientemente del renombre de estos dos, intentan diferenciarse por contar con una cocina de alta calidad a un precio competitivo. Los dos grandes argumentos que presentan son ofrecer una propuesta cuidada por tan solo 17,50 euros el menú, y el impresionante edificio en el que se encuentra alojado.
El restaurante cuenta con dos comedores de altos techos y amplios ventanales, los cuales se abren con la llegada del buen tiempo dando lugar a una ‘terraza’ interior.
Su menú va variando para poder ofrecer a los clientes los mejores productos de cada temporada. Se puede disfrutar de algunos platos que ya eran conocidos en La Granada, como los langostinos en gabardina de pasta brick, salsa agridulce y rúcula, pero también hay novedades como los canelones de pollo al curry napados con salsa de bechamel especiada, el bacalao Skrei con salsa de pimientos, compota de cebolla de Fuentes y tomate, o caldereta de ternasco de Aragón IGP, guisado con tomillo y citronela. Entre los postres de su menú podemos destacar el bizcocho cremoso de Baileys, tres chocolates y migas de cacao, la torrija de pan de mantequilla, sopa de canela y helado de leche, o la sopa fría de melón, macedonia de frutas, hierbabuena y jengibre con sorbete de fruta de la pasión.
Por todo lo expuesto anteriormente, este es sin duda un apetecible plan en uno de los edificios más destacados de la ciudad.