Blasina Rocher: «Dibujo lo que siento y de ahí nace una armonía»

Redacción: Pilar Sariñena 

Blasina Rocher en su estudio /B.R.

La artista zaragozana Blasina Rocher ilumina con color todo lo que le rodea. Sus obras se reconocen por mostrar a mujeres en su cotidianidad rodeadas de flores y mundos con tonos vivos. Rocher es una mujer con estilo propio, similar al que plasma en sus obras. Además, le caracteriza su fanatismo por las flores, con las que continuamente inunda su estudio. De sus ilustraciones crea cada año diversos productos como agendas, bolsas de tela, láminas o sudaderas. Pero también hace otros trabajos para empresas, o incluso publicó el libro ‘Mañanitas: desayunos y rituales’ junto a Claudia Polo, hace unos meses. Cuatro años después desde el inicio de su marca ha conseguido ser reconocida en redes sociales y entre el público zaragozano. Con la misma dulzura que le caracteriza, Blasina Rocher reconoce todo el esfuerzo que hay detrás del camino recorrido y muestra su deseo de seguir creciendo. 

¿Qué tipo de artista te consideras?

No me gusta encasillarlo en algo, porque me gustan muchas artes plásticas diferentes. Se me reconoce como ilustradora, pero por ejemplo me encanta también todo lo visual, la dirección artística, todo lo que engloba crear un universo… Me gusta no solo generar la ilustración sino también todo el universo que la rodea. Desde hace un tiempo siento que la creación de arte engloba algo más, va mucho más allá del simple hecho de dibujar.

¿En qué etapa de tu carrera artística dirías que estás?

Yo empecé trabajando solo como ilustradora y luego fui formando mi marca, y de ahí he ido sacando los productos y plasmando mis ilustraciones en ellos. Ahora siento que todo eso va cogiendo más forma. Me noto en una etapa de crecimiento en ese sentido, sobre todo hacia la creación del nombre, de la marca. Estoy en un momento muy bueno de ilustradora ya que este año me han ido saliendo propuestas más sólidas con marcas y siento que por fin después de tantos años tengo ese reconocimiento. Este año representa para mí una solidez como ilustradora. Pero también, por otro lado a veces no tengo apenas tiempo de dedicarme a dibujar ya que estoy con la parte de gestión de lo que es la empresa, como es la tienda online y todo lo que hay detrás.

¿Crees que la gente valora el trabajo de un artista?

Todo depende de muchos aspectos. Considero que no está valorado a día de hoy para nada, creo que hacemos una labor que, aunque no se aprecia a primera vista, es también imprescindible en la vida. Todas las ramas del arte son lo que nos dan la vida. Sin embargo, no está valorado todavía como oficio, al menos aquí en España, ya que cuenta mucho vivir de ello. Por suerte ya han pasado cuatro años desde que yo comencé en esta andadura y doy gracias y ojalá siga así.

En esta línea… ¿consideras que has conseguido hacerte un hueco en Zaragoza?

Sí, pero lo he hecho más creando mi marca y viviendo de ello con mi público de Zaragoza o con  mis eventos. Pero es verdad que en Zaragoza yo considero que este ámbito está muy cerrado. Yo creo que me he hecho un hueco con la gente, pero en cuanto a trabajos aquí no podría vivir solo con eso. Sí que he hecho algunos trabajos para el Ayuntamiento o exposiciones, pero considero que se me debería hacer un poco más de hueco, porque ya llevo años trabajando aquí. Siento que me tienen más en cuenta fuera, aunque mi público aquí es muy fiel. O sea, no tiene nada que ver el público con el hecho de que me salga trabajo y que cuenten conmigo. Yo me lo he ido generando a mí misma sin esperar a que alguien me diga si mi trabajo vale o no.

¿Cómo os ha afectado la pandemia a los artistas?

Al principio del confinamiento, cuando se cancelaron todos los eventos, para mí de repente fueron unos meses complicados porque yo todo lo que tenía previsto era presencial. Pero luego le di un giro y cambié de perspectiva, y a mí incluso me vino mejor, porque la gente estaba más en sus casas. Yo podía compartir más mi trabajo y noté que la gente estaba más atenta y valoraba mucho más todo el trabajo y el hecho de que en momentos así alguien comparta arte. En mi caso, mi comunidad está en Instagram, así que yo iba compartiendo a través de esa red social los procesos de lo que hacía. Yo en ese momento necesitaba aportar algo porque tenía más posibilidad de que me observaran. Eso hizo que mi trabajo llegase a más gente, en esos meses crecí un poco más con mi proyecto.

Entonces, ¿dirías que la pandemia ha beneficiado a los artistas que os mostráis en las redes sociales?

Sí, a los que estábamos en Instagram, por ejemplo, intentando aportar nuestro granito de arena nos ha beneficiado en el sentido de que hemos tenido más alcance. Se notó muchísimo en esos meses.

Blasina Rocher con flores / B.R.

 

¿Crees que el arte puede ayudar a sobrellevar momentos difíciles como los que ha supuesto la pandemia?

Sí, por supuesto. Yo creo que todas las disciplinas del arte han ayudado aunque solo sea en el mero hecho de entretener durante un confinamiento. Mucha gente se puso a hacer cosas con las manos, de repente todo el mundo necesitaba crear o quizá tenían más tiempo de parar y eso hizo que más gente valorase toda la parte creativa. También creo que ayudó a valorar de verdad lo que proporcionan las películas, la música… por ejemplo gracias a los artistas que realizaban conciertos por redes sociales. Cobró más sentido que ahora que volvemos a vivir rápido. Fue un momento en el que tuvimos un poco de voz y la gente valoró que estuviéramos ahí poniendo nuestra parte de luz. Eso es para mí la labor que tiene el arte, o al menos a mí siempre me ha ayudado de esa forma. De hecho, aunque mis dibujos tengan mucho color, a veces salen de momentos horribles, y pasarlo al papel y al color me ayuda mucho a sobrellevarlo. Y creo que eso a la gente también le pasa cuando está creando o cuando observa una obra.

¿Podríamos decir que el arte ayuda a plasmar esos sentimientos?

Claro, el arte ayuda a canalizar mucho el dolor. Hay gente que se dedica a la escritura o a la música, y creo que ese sentimiento, sea bueno o malo, el arte ayuda a encauzarlo.

¿Sigues alguna rutina para plasmar tus propios sentimientos en tus obras?

Ahora mis momentos de dibujar han cambiado un poco porque cuando tengo que hacer un trabajo para una marca me tiene que salir sí o sí. Pero en general, cuando dibujo la mayoría de ilustraciones es un proceso grande durante un año en el que estoy dibujando todo lo que puedo. Hay algunas ilustraciones que han salido totalmente de la necesidad de dibujar y me pongo a plasmarlo, pero también hay días en los que igual lo he intentado con todas mis fuerzas y no me sale nada. Aunque a día de hoy vivimos en un mundo en el que parece que tenemos que ser robots de productividad, es cierto que mi marca tiene un proceso detrás que es el creativo y que tienes que practicar todos los días, pero no sale algo siempre. Yo en mi trabajo voy dibujando lo que siento y de ahí va naciendo una armonía.

¿Qué intentas transmitir a través de tus ilustraciones?

Siempre van enfocadas hacia la figura de la mujer. Además siempre me gusta aportar luz con lo que hago, proporcionar color, claridad… Además esa luz y ese color a mí me ha dado mucha fuerza, por lo que saber que a otras personas les puedo transmitir esos sentimientos a través de mi trabajo es muy gratificante. Porque no se trata de una ilustración, yo no creo que mi trabajo se resuma en una ilustración tras otra, sino que en mi proyecto voy englobando más cosas, como cuando muestro mis gustos, mi universo, mi estudio, mis cosas. Y eso es lo que da forma a Blasina Rocher. Por ejemplo, a mí me gusta tenerlo todo muy cuidado al detalle, rodearme de cosas que visualmente me inspiren y eso lo aplico a todo.

Blasina Rocher en su estudio / B.R.

 

¿Alguna vez has recibido mensajes de alguna persona que a través de tu trabajo hayan sentido esa fuerza que intentas transmitir?

Sí, es verdad que desde hace unos años ha habido personas que me decían que mis productos les han acompañado en momentos de su vida. Por ejemplo, la agenda es uno de los productos que llevo sacando desde el principio y hay gente que la coge como si fuera un ritual, les inspira, les ayuda, les aporta energía cada día… y eso me lo suelen comunicar. Por suerte, desde hace unos años me llegan mensajes preciosos y eso es lo que me hace seguir con esto. A veces me cuesta creerme dónde estoy, entonces tener una comunidad que me respalda y que valoran realmente mi trabajo es lo que me ayuda a seguir.

Hablando de rituales… ¿cuál sería el tuyo cuando quieres desconectar a través del arte?

Cuando me apetece relajar la mente me preparo muy bien el espacio, pongo música, me preparo algo rico de comer, coloco mis velas, mis flores… Mi ritual siempre es así y eso se transmite en el libro ‘Mañanitas: desayunos y rituales’, que hice con Claudia Polo. Por tanto, preparo todo bonito y ya me pongo con la mente en calma, es decir, para mí es entrar en un estado de relajación en primer lugar y después ponerme a crear. 

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